Al caer la tarde,
absorto
Tas el cristal, el
niño mira
Llover. La luz que
se ha encendido
En un farol
contrasta
La lluvia blanca con
el aire oscuro.
Le envuelve
tibiamente,
y el visillo,
velando
Sobre el cristal,
como una nube,
Le susurra lunar
encantamiento.
El colegio se aleja.
Es ahora
La tregua, con el
libro
De historias y de
estampas
Bajo la lámpara, la
noche,
El sueño, las horas
sin medida.
Vive en el seno de
su fuerza tierna,
Todavía sin deseo,
sin memoria,
El niño, y sin
presagio
Que afuera el tiempo
aguarda
Con la vida, al
acecho.
En su sombra ya se
forma la perla.
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