Para tu ventana
un ramo de rosas me dio la
mañana.
Por un laberinto, de calle
en calleja,
buscando, he corrido, tu
casa y tu reja.
Y en un laberinto me
encuentro perdido
en esta mañana de mayo
florido.
¡Dime dónde estás!
Vueltas y revueltas,
ya no puedo más.
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