Vírgenes con
escuadras
y compases,
velando
las celestes
pizarras.
Y el ángel de los
números,
pensativo,
volando
del 1 al 2, del
2
al 3, del 3 al 4.
Tizas frías y
esponjas
rayaban y borraban
la luz de los
espacios.
Ni sol, luna ni
estrellas,
ni el repentino
verde
del rayo y el
relámpago,
ni el aire. Solo
nieblas.
Vírgenes sin
escuadras,
sin compases,
llorando.
Y en las muertas
pizarras,
el ángel de los
números,
sin vida,
amortajado
sobre el 1 y el 2,
sobre el 3, sobre el
4...
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